jueves, 18 de diciembre de 2014

Las películas malas pueden provocar guerras

Por si no os habéis enterado, Sony (pobrecita Sony, por lo que está pasando últimamente) ha sido víctima estos meses de ciberataques que han colgado en internet una serie de películas antes incluso de que se estrenaran en los cines. Curiosamente, y pese a lo conspiranoico que pueda parecer, el FBI sospechaba que The Guardians of Peace, cómo se hacen llamar los hackers, no era otra cosa que un comando informático norcoreano. Pues bien, ayer saltó la liebre cuando los Guardianes de la Galaxia Paz se pusieron especialmente agresivos con motivo del estreno de la nueva película de James Franco en la que parodian un ficticio intento de acabar con el dictador Kim Jong-un, llegando a amenazar con atacar cualquier cine que se atreviera a proyectarla. La respuesta ha sido bastante sorprendente: The Interview, como se llama el film, ha sido retirada por la propia Sony con la excusa se salvaguardar la seguridad nacional norteamericana, aunque, sinceramente, un servidor piensa que el motivo no ha sido salvar vidas, sino evitar otra filtración masiva de películas que arruine la empresa.
Las reacciones no se han hecho esperar: el orgulloso pueblo estadounidense acusa a Sony de cobardía y de no defender el derecho a la libertad de expresión, incluso cuando se trata de películas chorras que realmente nadie iba a ver; el estado de Texas (no podía ser otro) ha puesto de forma gratuita Team America en todos los cines; hasta el buenazo de G.R.R. Martin no ha asimilado bien la noticia...

Pero, ¿qué tendrá The Interview que ha cabreado tanto a Corea del Norte? Me refiero a que en los últimos años los norcoreanos se han convertido en los nuevos orconazisoviéticos de la industria del cine norteamericano, donde no se les representa con un, digamos, gran respeto. Ejemplos son el remake de Amanecer Rojo y el último Bond de Pierce Brosnan. ¿Qué es entonces, Kim Jong-un? ¿Es James Franco? ¿Es que tiene pinta de ser un bodrio de cojones?¿Es que la dirige Seth Rogen? Es por Seth Rogen, ¿verdad? Seguro que sí. Si hubiera sido Paul Thomas Anderson no te quejarías, gañán.

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